Tu viaje comienza con la llegada al aeropuerto internacional, donde sentirás el cambio de ritmo típico del Caribe: aire cálido, palmeras y un ambiente relajado. Lo ideal es evitar los complejos gigantes del turismo de masas y elegir zonas caribeñas reales como Bayahibe o Dominicus, donde la vida local convive con alojamientos boutique y villas privadas.
Este primer día no debe ser una carrera, sino una transición suave. Tras instalarte, relájate y disfruta del entorno tropical. Un paseo al atardecer por la playa o una cena tranquila con sabores dominicanos —pescados frescos, arroz con frijoles, pollo asado o verduras caribeñas— es la mejor manera de iniciar tu aventura. Aquí sentirás por primera vez la hospitalidad dominicana, el ritmo pausado y el ambiente familiar que distingue a esta isla.

